Boris González Arenas
9:00 AM
Querido Luisma, yo quería que mi día cayera entre semana. Los chamas se van temprano y tengo un día largo por delante para escribirte. Siempre me había parecido que yo no sería muy bueno para los diarios. Una mosca me saca de concentración y me demoro demasiado en los preámbulos. Mis días quedarían convertidos en la descripción del tiempo que estuve sentado frente a la hoja de papel sin apuntar nada, y en una sucesión de parrafitos a medias, cortados por la llegada del día siguiente.
No puedes saber cuánto pienso en ti, pero pienso mucho, y a cada rato me sorprendo haciendo una cronología de tus acciones, que registro con más precisión. Desde que creaste el Museo de la Disidencia con Yanelys, que fue cuando supe de ambos, hasta este largo secuestro que estás padeciendo desde el 11 de julio. Me pregunto cómo está la comida en la prisión, y deseo que el alimento que consumas mantenga tu sistema inmunológico lo suficientemente fuerte como para combatir los peligros de la falta de higiene. Y si me pregunto sobre la comida, es porque fuera de la prisión hay hambre, porque alimentar a mis hijos me cuesta trabajo, y porque sé que en las prisiones, además del escaso abastecimiento, el contrabando de alimentos de los militares con un puñado de presos de confianza agrava la falta de alimentos.
De las prisiones, y entre ellas de ese contrabando, me hablaron Julio Ferrer, Mario Alberto Hernández Leyva, Marienys Pavó, Ariel Ruiz Urquiola y Xiomara Cruz Miranda. Todos fueron secuestrados y recluidos en prisiones, como tú, con la complacencia de la administración de justicia de este país.
El pasado 14 de noviembre, el día que dispuso Yunior García para salir a marchar por los presos políticos, Ian Padrón hizo uno de sus programas Derecho a Réplica. Yunior estaba absolutamente incomunicado, y también su familia. Un periodista que es vecino de Yunior dijo, para el programa de Ian, que las bestias que acosaban al activista habían sido traídas; que ninguna era vecina, y que el sitio donde estaban acuarteladas era la escuela primaria “República de Perú”. Recordé de inmediato que el día que te visité en tu casa, luego de tu huelga de hambre y secuestro en el hospital Calixto García, los hombres encargados de vigilarte estaban concentrados en una escuela primaria que está al doblar. Julio Ferrer, tu vecino en Centro Habana, me dijo que el nombre de esa escuela es "Emilio Galarraga". A mí no deja de sorprenderme que el castrismo use escuelas como cuarteles. Este año, cuando la UNPACU hizo la huelga de hambre colectiva para repartir comida y atender a los enfermos, José Daniel denunció que los castristas estaban acuartelados en un policlínico y una escuela, de los alrededores de su casa, para impedir llegar a los necesitados. También este año Amaury e Iris me enseñaron el círculo infantil “Blancas Mariposas” en el que el castrismo acuartela a sus delincuentes los días que rodea su casa.
Por cierto, en la pared al costado de casa de Amaury e Iris, Yasser Castellanos pintó un mural que podría estar en la entrada de un museo sobre la resistencia artística contra la tiranía comunista. Le pediremos permiso a ellos, y arrancaremos la pared de su casa para ponerla a la entrada del museo. En ese museo no habrá ninguna obra de la Bienal castrista: estamos hablando de arte. Una sala de ese museo debería dedicarse a toda la persecución que tú has sufrido, a las prisiones, pero temo que no será posible, hermano, ha sido tanta la persecución que si dedicamos una sala a una sola persona, por mucha persecución que haya sufrido, vamos a tener que hacer del museo una ciudad y no un edificio.
Espero que en los días siguientes te hablen en detalle de Maykel, estamos preocupados porque está enfermo. Y esa enfermedad en un tipo como él, que ha sobrevivido tantas prisiones, preocupa. Su foto levantando la esposa al aire y su audacia de poner al barrio de San Isidro a corear "Díaz-Canel singao", son tóxicos para el régimen. El castrismo heredó de Fidel Castro la envidia del valor ajeno.
10:20 AM
Tuve que interrumpir la escritura para ir a buscar los huevos. Resulta que había un “pollo gratuito” para niños. Primera vez que veo eso. Quitan pollo de la libreta y te dan uno “gratuito” para niños. Los huevos son ocho, antes daban quince. Cualquier día también llegan “huevos gratuitos” para niños. Ah, para darte el pollo (dos muslos por dos niños), tienes que entregar, además de la Libreta, el carnet de identidad. Apuntan tu nombre en una lista y tienes que firmar.
Escribí esto de un tirón, así que es mentira que no pueda hacer diarios. Aunque eso de terminar de describirte el día a las diez de la mañana me da cierto sabor a estafa. Pero a ti eso no te importa. Tú has enchufado un futuro de libertad en nuestro presente de tiranía. Esa es tu mejor obra, y serás tú quien le ponga título. Yo solo le llamaré, provisionalmente, “estamos conectados”.
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